lunes, 12 de marzo de 2012

Say no more

Y entonces uno no puede más que gritar “ahhhhhhh”, y tener ganas de mandarlo todo al demonio, pero no… es imperativo mantener la calma, decirse a sí mismo: “paso a paso se llega lejos”, y buscar el mecanismo que permita mantener los pies sobre la tierra y la concentración a mil, ya que es importante “no perder de vista el objetivo primordial”.
Cansa. Hace dos años que vengo persiguiendo un viaje a Francia (para hacer una maestría) que no se concreta. Cansa porque justo antes de que lo empezara a intentar la forma de ir era mucho, mucho, mucho más sencilla que cuando inicié esta aún trunca travesía e, inevitablemente, no puedo evitar compararme con un puñado de gente que conozco, gente que se ha ido con la mitad de la experiencia que yo tengo y la mitad de la habilidad que poseo para hablar y entender el francés, sin certificado que los avale y sin planes a corto o largo plazo.
Cansa, porque –disculpen el berrinche- todo esto me hace reforzar en mí la idea de que eso del intercambio equivalente es una tontería, que no existe la justicia, porque, si bien la frase “se lo merecía” es linda, en el fondo las cosas no se obtienen solo con merecimientos, pues muchas cosas dependen de la suerte, del ambiente, del contexto, en fin, de “n” factores. La justicia la hace uno, de acuerdo a sus propias posibilidades, de acuerdo a las armas con las que cuenta y, ciertamente, a veces estas no bastan. A veces, simplemente no se puede hacer justicia.  
Cansa. Hace unos meses –como siempre- tuve una conversación muy interesante con alguien sobre el hecho de fallar. “Vale también, ¿no?”, me comentó. “¿Por qué todo el mundo aplaude el ‘éxito’ y mira mal a los que no lo obtienen? ¿qué es obtener el éxito? ¿acaso uno no puede avanzar y, al llegar un momento en el que se diga a sí mismo: ‘ya no puedo más’, sentirse bien y no un fracasado?”, a lo que yo contesté: “¿Y por qué no hacer un esfuerzo más? ¿acaso no puede ser que en el instante en el que uno se dice: ‘ya no puedo más’ sea justo antes de dar el último paso para llegar a la meta, solo que, piña, justo ese día había neblina y no podíamos darnos cuenta que así era? Todo depende de uno, de lo que te haga feliz, ya que, finalmente, el resto no importa, porque si el que se cree fracasado es uno, allí si se está jodido, y eso se tiene que arreglar de alguna forma, reformulando el plan o intentando hacer otra cosa”.        
Pensando así es que sigo con el proyecto. Cansa. Hace un rato sentí que todo se me iba de las manos, que las cien mil modificaciones que he hecho sobre los mismos datos –y que tengo que seguir haciendo- no van a servir de nada y que, cuando llegue el momento y me den la noticia: “no lo lograste”, me voy a creer el ser más idiota del mundo y voy a gritar otra vez “ahhhhhhh”, pero pienso también, ¿y si me detengo y no lo intento una vez más? ¿acaso eso me va a hacer feliz? Y entonces vale nuevamente decirse a sí mismo: “paso a paso se llega lejos”, y otra vez más buscar el mecanismo que permita mantener los pies sobre la tierra y la concentración a mil, ya que es importante “no perder de vista el objetivo primordial”, porque “uno no puede ganar la lotería si es que antes no ha comprado un billete”.
Pensando así es que sigo con el proyecto. Quién sabe, tal vez, tal vez… de aquí a unos meses pueda escuchar “se lo merecía”, y creer que aquella frase que ahora mismo me parece solo linda es válida y que la justicia, puede que tarde, pero llega en algún momento. O quizá... quién sabe, tal vez, tal vez, simplemente la justicia existe y no voy a poder irme a Francia nunca porque realmente no me lo merezco.

Say no more - Ray Charles

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