lunes, 18 de julio de 2011

La otra

No me gusta el cortejo. Lo odio. Soy malísimo para perseguir a alguna chica que me gusta. Yo suelo ser lento, converso, hago la amistad y todo termina cayendo por su propio peso. Una vez sé que le gusto a la chica, me siento más tranquilo y puedo ser yo completamente, relajarme. Al margen de eso, ante cualquier evento desafortunado privilegio la relación amical… y si se superan los inconvenientes naturales producto de la negativa, esa relación termina comprometiendo mi corazón en un 100%, porque no dejo de querer, pues transformo la templadera en agradecimiento y amor sincero. Ya lo conté antes, solo en dos ocasiones me ha gustado una chica desde el primer momento en que la vi, quedando prendado de ellas al punto de terminar super ansioso por conocerlas o iniciar un trato más cercano. Con la primera fallé… y con la segunda… bueno… bueno… estoy fallando porque -precisamente- soy un gilero monse, recontra monse, y cuando tuve que -digámoslo así- aplicar, no apliqué y cuando apliqué, ya era tarde... ahora trato de conservar su amistad, pero su nulo interés me está dejando tirando cintura y, como me prometí no jugar otra vez al gato y al ratón, es segurísimo que terminaré diciendole "chau bacalao". Así que, como diría un amigo, cositas que pasan, y caballero nomás.

Black magic woman - Santana

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